lunes, 16 de noviembre de 2009

El sabor dulzón de la infidelidad I


Se habla mucho de la infidelidad, que se ha dividido a los espectadores en dos bandos, los que están a favor y son infieles con orgullo y el bando que sanciona y condena este apuñalamiento a la confianza.

Se puede decir que las personas que son infieles carecen del respeto mínimo, pero tienes la habilidad y el gusto de disfrutar más la vida de manera intensa.

Yo fui infiel y lo admito, me retracto todavía soy infiel, y quiero salir de esta situación, y declaro que el comienzo puede ser fácil pero con cada día que pasa se vuelve más riesgoso, en que no solo el infiel salga herido sino que todos los de alrededor.

Creo que los que son infieles de profesión, no solo tiene que ver por la relación de pareja sino por la personalidad del sujeto, no es cosas de relación ni de interacción sino de crianza y cultura.

Yo he buscado elementos semejantes en las personas infieles y he encontrado lo siguiente: son inseguros e infantiles, tienden a fantasear, sus relaciones son más pasionales y sexuales que sentimentales, mentirosos y desorganizados, derrochadores e indiferente después de haber conseguido sus objetivos, manipuladores y presentan una distorsión conceptual de lo que es el amor visto desde el punto material.

Claro no todo esto se cumple en un infiel, pero cada uno de estos elementos independientemente causa el mismo dolor y daño en la persona que ama, imagínese todo junto.

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